
Carta del presidente
Saludos, hermanos de todo el mundo:
Es un placer poder escribirles desde la oficina central, sobre todo después de haber tenido la oportunidad de conocer a muchos de ustedes en los últimos años. De hecho, somos una familia mundial a la cual Dios ha llamado y está en proceso de unir.
Durante nuestras vidas surgen cosas que tal vez no entendamos ahora. Algunos han sufrido muertes prematuras e inesperadas en sus familias, otros han tenido graves problemas de salud que han alterado sus vidas para siempre, otros se han quedado sin negocios u hogares.
A veces nos preguntamos el porqué de todo esto. Sin embargo, a pesar de todo, aprendemos a tener fe y a confiar en que Dios tiene el control. Cuando pasamos por pruebas o dificultades, Dios mira lo que hay en nuestros corazones. Al fin y al cabo, lo que más le preocupa a Dios son nuestros corazones.
¿Cómo respondemos ante las pruebas inesperadas? ¿Cómo manejamos los contratiempos en nuestras vidas? ¿Y cuáles son los verdaderos motivos en nuestros corazones? En el Salmo 139:23, David le pidió a Dios que escudriñara su corazón. A medida que nos acercamos a la Pascua, ¿nos pedimos eso a nosotros mismos? Y cuando pasamos por pruebas, ¿esperamos a Dios, como dice David (Salmo 27:14), o tomamos el asunto en nuestras propias manos?
Dios nos está observando a todos. Estamos en un programa de entrenamiento para la eternidad, y solo aquellos que realmente ponen su fe en él y lo buscan y confían en él estarán allí cuando Cristo regrese. Jeremías 17:10 dice: “Yo el Eterno, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”.
Dado que estamos a solo seis semanas de la Pascua, cuando comparezcamos ante Dios después de habernos autoexaminado y hacer la preparación necesaria para poder celebrar la Pascua de una manera digna, tengamos en cuenta esa escritura, y otra similar que encontramos en Proverbios 3:5-6 y que he citado regularmente durante las últimas semanas: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas (Proverbios 3:5-6).
Gracias
Permítanme agradecerles a todos ustedes por los muy amables y gentiles correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas que me han enviado a raíz de la decisión del Consejo de no renovarme para un segundo término como presidente de la Iglesia de Dios Unida. Durante mi primer término se avanzó mucho la obra de la Iglesia, y oro para que ella continúe con vigor, celo y denuedo, teniendo siempre presente la misión de Cristo y siguiendo siempre su ejemplo. Jesucristo es la cabeza de su Iglesia.
En amor Cristiano,

—Rick Shabi, Presidente de la Iglesia de Dios Unida