
Los planes que teníamos de hacer una visita este fin de semana a los hermanos del Puerto de Acapulco se han visto afectados debido a la compleja situación que están viviendo los acapulqueños.
Todavía no ha pasado un año del huracán Otis, y ahora John está haciendo de las suyas.
Las inextinguibles lluvias han desbordado calles, llevándose todo a su paso. Al momento en que estoy escribiendo esta carta, no hay atisbos de reducción alguna: las lluvias continúan sin cesar.
El pasado domingo viajaron el Sr. Edgar Sandoval y su hermano, y el Sr. Roberto Hernández para reunirse con el Sr. Jesse Api, con la intención de trabajar en la etapa de construcción de zaguanes y puertas de los hermanos del Puerto. Además, mi deseo era estar el viernes allá para visitar a los hermanos en sus casas y ver el avance de las obras, así como para tener un servicio con casa llena el sábado 28, con nuevas personas, y muchas conversaciones pendientes. Dicho plan se ha visto interrumpido por todo lo acaecido.
Les pedimos encarecidamente que oremos por nuestros hermanos, puesto que si bien es cierto que sus casas están reforzadas, al menos dos familias viven cerca de cerros, y esto es de extrema precaución, ya que los deslaves han provocado que casas sean destruidas por el peso del lodo y las rocas que caen vencidas por el agua.
Sabemos que Dios los protegió hace casi un año. No dudemos que lo volverá a hacer. Pidámosle al Eterno que disminuya el agua, que los llene de paz, y que se sientan seguros en las cuencas de sus manos.
No olvidemos pedir por nuestros hermanos que están de visita, para que cumplan su propósito y puedan regresar en tiempo y forma.