Carta sede – 17 abril

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Saludos, hermanos de todo el mundo:

Los tiempos sagrados que Dios nos concede parecen pasar muy rápido. Aunque no nos reunimos a diario durante estos siete días de la Fiesta de Panes sin Levadura, debemos seguir sintiéndonos cerca de Dios y de los demás. Esa cercanía se produce cuando contemplamos su llamado y propósito, y en nuestra mente, corazón y alma va creciendo nuestra dedicación a su camino al comer diariamente pan sin levadura. Esto es refrescante, alentador, y nos ayuda a enfocarnos en nuestra razón de vivir.

Alguien me envió una breve carta de hace décadas [1958] escrita por Herbert Armstrong. En ella habla de algo que sigue siendo pertinente para nosotros hoy en día, especialmente al celebrar estos días de Panes sin Levadura. Estos días nos recuerdan la continua necesidad de examinarnos a nosotros mismos, de “eliminar” las obras de la carne y de “incorporar” el pan sin levadura de   sinceridad y de verdad, permitiendo que Dios y Jesucristo literalmente moren con nosotros (Juan 14:23).

A veces, los atractivos del mundo y sus costumbres pueden hacernos olvidar nuestro llamado a ser como Jesucristo en nuestras acciones, pensamientos, palabras y comportamiento. Se trata de convertirse.

No basta con guardar el día de reposo, las fiestas santas y los elementos físicos de los Diez Mandamientos. Se trata de ser un “hombre nuevo”, una nueva creación (2 Corintios 5:17), transformado por el Espíritu Santo de Dios. La necesidad constante y continua de examinarnos a nosotros mismos, arrepentirnos y cambiar es parte de nuestra vida, sin importar cuánto tiempo llevemos en la Iglesia.

La siguiente carta del Sr. Armstrong describe muy bien esto y es un buen recordatorio para nosotros al concluir estos días de Panes sin Levadura.

Eso es todo por ahora. Espero que el resto de la semana y el próximo sábado y último día de los Panes sin Levadura sean inspiradores y significativos para ustedes. Y espero que estos días les hayan proporcionado un renovado significado, propósito, determinación y compromiso con Dios. Que todos, individual y colectivamente, nos parezcamos más a él.

Continuando al servicio de Cristo,

Rick Shabi


Carta del Sr. Herbert W. Armstrong a la Iglesia

Palm Springs, 12 de diciembre de 1958

Queridos hermanos:

Acabo de darme cuenta, al repasar las cartas escritas en el Departamento de Respuesta de Cartas, de una tendencia que (según esto me recordó) la mayoría de nosotros hemos seguido inconscientemente. 

Es el hábito de hablar de la salvación solo en términos de “vivir una vida de OBEDIENCIA a Dios”. Pareciera que tenemos la tendencia a hablar ÚNICA y exclusivamente de OBEDIENCIA, ¡guardando los mandamientos! 

Rara vez mencionamos la experiencia de la CONVERSIÓN: el sometimiento absoluto, el ARREPENTIMIENTO completo, la aceptación de Cristo con FE viva como nuestro Salvador personal y el recibimiento del ESPÍRITU SANTO. 

Parece que no enfatizamos suficientemente a CRISTO como SALVADOR — la fe en él, y luego SU fe en nosotros (fe viviente que es inseparable de la obediencia). Debemos recordar que las iglesias ortodoxas que son fundamentales y mundanas y los evangelistas, enfatizan casi únicamente a CRISTO, y la FE en él, y aceptarlo como Salvador personal. Nuestra omisión más o menos generalizada de esto lleva a muchos automáticamente a asumir que predicamos un evangelio de GANAR la salvación por OBRAS. 

Para un mundo acostumbrado a oír juntamente sobre CRISTO y la “experiencia de nacer de nuevo” (que por supuesto no entienden), nos ponemos a nosotros mismos y a la VERDAD de Dios en una luz equivocada. En vez de hablar de ser CONVERTIDOS—CAMBIADOS–por un verdadero arrepentimiento, sometimiento, FE en CRISTO y el recibimiento del Espíritu Santo de Dios, hablamos de “llegar a la VERDAD”. Un hombre puede “hallar la VERDAD”, es decir, puede permitir que una cierta cantidad de verdad entre en su mente, pero todavía ser totalmente inconverso. No debemos inducir a la gente a pensar que solo creemos en guardar los Mandamientos (lo que para ellos significa guardar los SÁBADOS) y GANARSE la salvación por las OBRAS. 

Debemos enfatizar más LA VERDAD COMPLETA: el arrepentimiento, el sometimiento, a CRISTO COMO SALVADOR, al hecho de ser CAMBIADOS por el Espíritu de Dios como un DON de Dios, por GRACIA, conformándonos a sus condiciones de arrepentimiento y la FE EN CRISTO — el CAMBIO de la carnalidad a una mentalidad Espiritual — siendo ENGENDRADOS — y LUEGO viene la vida vencedora y perseverante y de CRECIMIENTO   en obediencia y una fe viva, con Cristo viviendo SU VIDA en nosotros. No dejemos a CRISTO ni la GRACIA fuera de nuestras conversaciones ni en nuestras cartas.

Con amor, en el nombre de Jesús,

Herbert W. Armstrong

Fuente: Correspondencia oficial para miembros